Rebuscando en los archivos
todavía me falta
una oda a la belleza
del hombre común.
Adonis torneados, hermosas cuasi
fantasías.
De esos, hay.
Abundan.
Pero si quiero celebrar la belleza
de los hombres y del hombre.
Si quiero celebrar eso que me llena
de aguas
y risas
no puedo hacerlo así...
En cambio, tengo que sumarle palabras
sobre los huecos que se forman en tu espalda.
Sobre el perfume a tierra y musgo que exhalas después de
estar dentro mío y fuera y dentro, toda la noche.
Tengo que pensar
en los ángulos
extraños
distorsionados
en los que nos vemos.
Tengo que traer
un regusto salobre
un manojo de vellos
unas piernas
marcadas
torneadas
y envolventes.
Y aún así se que te vas a mirar al espejo, sin encontrar placer en la
proporción hombros / caderas, en el vello que crece como se le canta,
en esa sensación de vulnerabilidad que te agarra cuando el frío te encoje la
verga y el calor de una boca te la agranda.
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